Por todas las veces que has escuchado la frase “pelearse como perros y gatos”, sin duda has oído hablar de gatos y perros que son mejores amigos. Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Pueden los perros y los gatos convivir en armonía o están destinados a enfrentarse? Bueno, no todos los perros se llevan bien con los gatos y no todos los gatos disfrutan de la vida con un perro. Sin embargo, los cachorros que fueron socializados con gatos se sentirán más cómodos con ellos cuando sean adultos, y lo mismo ocurre con los gatitos y los perros. Además, algunas razas de perros se adaptan bien a la vida con un gato y otras simplemente no. Pero para la mayoría de las razas, si se enseña al perro a interactuar con el gato y éste tiene zonas de escape, las dos especies pueden hacerse amigas rápidamente o, como mínimo, convivir en paz.
Dé al perro y al gato un tiempo de separación
Cuando añada un nuevo perro o gato a su casa, no ponga a las dos mascotas juntas y espere que resuelvan su relación por sí solas. Por el contrario, manténgalos separados al menos los primeros días para que puedan experimentar los sonidos y olores del otro antes de interactuar. Dé a cada mascota su propio espacio seguro, como un dormitorio, y alterne quién está en el resto de la casa hasta que llegue el momento de las presentaciones.
Antes del primer encuentro, cree asociaciones positivas con el otro animal. Coloque objetos que huelan como el gato, como juguetes o una manta, en la zona del perro. Déjelos cerca del plato de comida u ofrezca golosinas cuando los presente para ayudar al perro a relacionar al gato con cosas buenas. Haga lo mismo con el gato con objetos que huelan como el perro.
Cuando hayan tenido unos días para adaptarse al olor del otro, pruebe a dar de comer al perro y al gato en lados opuestos de una puerta cerrada. Empiece con los cuencos de comida a unos metros de la puerta para que sus mascotas se sientan seguras, y luego acérquelos poco a poco hasta que coman justo delante de la puerta. Si todo va bien, el siguiente paso es la presentación cara a cara.
Haga las presentaciones adecuadas
La primera interacción de sus mascotas puede ser a ambos lados de una puerta para bebés o de una puerta mosquitera. Esto les permite verse el uno al otro sin riesgo de lesiones. Si están tranquilos en esa situación, puede reunirlos en la misma habitación. Elige un lugar neutro en lugar de uno de los espacios seguros del animal y deja que el gato deambule libremente para que pueda escapar si siente la necesidad. Sin embargo, mantén a tu perro atado con una correa para que puedas controlar sus movimientos y evitar que persiga al gato.
Haz que los encuentros sean breves y dulces. Intente varias de estas interacciones cada día durante al menos una semana. Ofrezca golosinas a ambas mascotas para que sigan creando asociaciones positivas con su nuevo compañero de casa. Considere la posibilidad de reservar una golosina especialmente deliciosa sólo para estas sesiones, para que sus mascotas estén deseando verse.
Entrene a su perro para que permanezca tranquilo cerca de su gato
La persecución es un instinto de los perros, pero debe evitar que ese comportamiento se produzca con su gato. No quiere que su perro aprenda lo divertido que puede ser. Por lo tanto, durante las presentaciones, haga saber a su perro lo que espera en su lugar. Por ejemplo, pida a su perro que se siente o se tumbe en presencia del gato para reforzar un comportamiento tranquilo. También puede pedir a su perro que permanezca en esas posiciones mientras el gato se pasea cerca. Cuando le dé una golosina por esos comportamientos, no sólo reforzará la calma, sino que enseñará a su perro que el gato es una señal para que busque una recompensa en usted.
Al principio, para asegurarse de que su perro le escucha, comience con su perro tan lejos del gato como sea necesario. Luego, acérquese poco a poco. Cuando su perro le mire automáticamente cuando el gato esté cerca, es el momento de soltar la correa y continuar el adiestramiento. O, para un paso intermedio, ponga a su perro en una línea larga que esté atada a usted o a un mueble estable. Siga entrenando hasta que su perro se comporte de forma segura y predecible alrededor de su gato. A continuación, puede retirar la correa o el cordel largo y dejarle en libertad.
Para que su perro tenga éxito durante estas sesiones de adiestramiento, manténgalo centrado en usted y no en el gato. Utilice la señal de “déjalo” para decirle a su perro que el gato está fuera de los límites. A continuación, pida un “mírame” para animar a su perro a mirarle a usted en su lugar. Con suficiente entrenamiento, su perro empezará a mirarle cuando el gato pase por allí con la esperanza de ganarse una recompensa. Sin embargo, si alguna vez sorprende a su perro persiguiendo al gato, reoriéntelo hacia un juego de persecución más apropiado, como buscar o correr detrás de un juguete.
Amistad a largo plazo entre perros y gatos
Una vez que su perro pueda comportarse adecuadamente sin correa durante las sesiones de adiestramiento, puede empezar a permitir que su perro y su gato interactúen en la misma habitación mientras usted los supervisa. Siga elogiando y recompensando a ambas mascotas por sus interacciones positivas para que esos comportamientos queden arraigados. Hasta que esté seguro del resultado, lo que puede llevar de unas semanas a unos meses, no los deje solos.
Incluso cuando sus mascotas puedan coexistir sin supervisión, debe tener en cuenta la seguridad de ambos animales. Por ejemplo, mantenga las uñas de su gato recortadas o cubiertas con tapones de uñas para evitar que su perro se lastime. Y proporcione a su gato un espacio permanente libre de perros utilizando puertas para bebés o una puerta para gatos. La habitación del gato debe incluir la caja de arena junto con juguetes, una cama, un cuenco de agua y un poste para rascar. Fuera de la zona del gato, tenga en cuenta su visión tridimensional del mundo. Deje que utilice estanterías o árboles para gatos altos para escapar de cualquier atención canina no deseada. Por último, alimente a su gato en un lugar al que su perro no pueda acceder, como en el alféizar de una ventana o en otra habitación.
Si se toma su tiempo con las presentaciones, entrena a su perro para que se comporte adecuadamente con su gato y le da una zona libre de perros, sus dos mascotas deberían poder coexistir. Como mínimo, vivirán en armonía, pero con suerte como mejores amigos.